Estamos a principios de 2022 y tanto en Italia como en el mundo la variante Omicron hace estragos, golpeando duramente al sector turístico, entre otros. A pesar de ello, hay destinos turísticos que siguen funcionando bien, lugares donde hay menos restricciones para los viajes y el ocio. Gracias a su campaña de expansión en EE UU, donde ya tiene una fuerte presencia en la zona de Miami, Full Price desembarca ahora en Fort Lauderdale, una ciudad costera apodada «la Venecia de América» por sus canales, en los que, además de taxis acuáticos, barcos y yates de lujo, ¡también es posible ver góndolas!
Venecia es única e inimitable, no se resientan nuestros amigos venecianos, pero observando los paisajes de esta exótica y colorida ciudad, muchas cosas recuerdan a nuestra perla del Adriático. Fort Lauderdale es una ciudad que destaca inmediatamente por ser la combinación perfecta de animación y tranquilidad, la mezcla ideal de relax y diversión, hasta el punto de que muchos la consideran una alternativa válida a la ciertamente más famosa Miami Beach.
Como muchas ciudades de Florida, la economía de Fort Lauderdale se basa en el turismo de playa. Era uno de los destinos preferidos para el «Spring Break», las vacaciones de los internados estadounidenses durante la temporada de Semana Santa, con cientos de miles de estudiantes atraídos por sus playas. Hoy, este flujo se ha visto restringido por las leyes del condado y ha sido sustituido por otro tipo de visitantes, manteniendo el flujo turístico en una media de casi 11 millones de personas al año.
Otro pilar de la economía local es la industria náutica, por ser la organizadora del mayor salón náutico del mundo, el Salón Náutico Internacional de Fort Lauderdale, que se celebra anualmente en octubre y atrae a más de 100.000 visitantes.
Las ciudades costeras de Florida son algunos de los destinos que menos están sufriendo el impacto negativo de la falta de turismo en estos dos años de pandemia. Ello se debe a las menores restricciones impuestas por el Estado para los viajes y el ocio, y a que el clima es siempre suave y el turismo nacional estadounidense las elige para sus vacaciones, al igual que ha ocurrido con nuestras costas en los dos veranos anteriores, con la diferencia de que ha podido hacerlo durante los doce meses excepto septiembre, periodo de menor demanda debido al tiempo lluvioso.
Trabajar con destinos que tienen una estacionalidad tan estable a lo largo del año es muy interesante y también lo es ver cómo el comportamiento de los viajeros está experimentando un cambio sustancial con muchas cosas en común con los destinos italianos, aunque en el extranjero.
Una cosa es cierta: Miami, al igual que Fort Lauderdale, vive un momento muy positivo desde el punto de vista turístico. Sólo cabe esperar que estos fenómenos vayan asociados a la superación del freno impuesto por la pandemia, y que esto suceda también con Italia en cuanto pase este nuevo periodo difícil.
Al fin y al cabo, los meses anteriores de finales de verano y principios de otoño ya han demostrado la rapidez de reacción de que goza nuestro territorio.
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